viernes, 12 de octubre de 2012

MariSol



Procedente de la costa Atlántica colombiana. MariSol llega a la capital de la República, con la esperanza de poder tener un futuro mejor y con miles de sueños para cumplir, pero quisas el más importante -el ver crecer a sus tres hijos y darles una mejor calidad de vida-
 
Está mujer de piel morena y voz dulce, lleva 37 años de lucha. Recuerda con tristeza su infancia, la miseria siempre fue su fiel compañera. No lo dice con resentimiento, es agradecida con Dios y con la vida por tenerla donde está. El padre de sus hijos no supo valorarla y la dejo partir a tierras desconocidas y frías en compañía de sus tres criaturos. Dos hombres y una hembra, son la gasolina que le permite a MariSol avanzar pensando siempre en el hoy y el ahora. Para ella el futuro es insierto y el pasado un capitulo para olvidar.
 
Llegó a casa de un tío, pero pasados tres meses empezaron hacerle mala cara. Pero su angel de la guarda no la desamparó, una amiga le presto para alquilar una piecita en un inquilinato; comprarse una cama y unas cositas. Tuvo que dejar a su niña de tres meses al cuidado de una señora del inquilinato, mientras ella iba a trabajar en construcción; haciendo aseo y recogiendo escombros en carretilla. Este trabajo lo hacía de domingo a domingo y fue ahí donde conoció al novio de una amiga que recomendó llevar una hoja de vida a una temporal en el barrio El Polo. Eran días complicados,ni para el pasaje había. La única opción fue caminar desde Suba, para lograr dejar está nueva esperanza de vida. Paso un mes y la pregunta a como sobrellevo este mes, sus ojos se aguan y la respuesta es  -hombre, que no hice-

 
 
 
Han pasado 12 años y su hijo mayor tiene 18 años, el segundo 17 y la niña 13. Está muy contenta con su nuevo empleador, se le ilumina el rostro cuando habla de los beneficios que tiene en está empresa: el almuerzo y solo trabaja el medio día del sábado. Tiene más tiempo para compartir en familia y ha conocido personas que todo el tiempo la hacen sonreir -la risa me hace olvidar, seño Pili-